En: Derechos Humanos
27 Ago 2010La generalidad de las fuerzas opositoras ha planteado desde hace decenios, como primer punto de su agenda, la liberación de los presos políticos. Para ello se ha pensado mayoritariamente en una amnistía, que eliminaría todas las consecuencias jurídicas de la injusticia cometida, pero consideramos que la cuestión de las formas es hasta cierto punto secundaria. Lo primordial es el hecho mismo de la salida de prisión, y esto ha venido realizándose en las últimas semanas. Si vamos a ser sinceros, tendríamos que decir que miramos con buenos ojos no sólo esta gestión exitosa de esos hombres de Dios, sino que también habríamos saludado otra de iguales resultados realizada por el mismísimo Diablo.
DECLARACIÓN DE LA AGENDA PARA LA TRANSICIÓN CUBANA
27-08-2010.
Agenda para la Transición Cubana
Sobre los contactos de alto nivel establecidos desde hace meses entre el régimen comunista y la Iglesia Católica Cubana, así como sobre el acuerdo alcanzado acerca de la excarcelación de presos políticos, la Agenda para la Transición Cubana desea consignar —ante todo— que la valoración que hacemos de ese asunto, así como de la participación en él de la institución más antigua de nuestro país —la Iglesia Católica—, es positiva.
Planteamos lo anterior sin menoscabo de nuestro criterio acerca de que el papel fundamental en este innegable logro corresponde a los mismos presos políticos —que se mantuvieron firmes ante la dura prueba—, al mártir Orlando Zapata —que entregó generosamente su vida y centró la atención del mundo en la penosa situación cubana—, a las dignas Damas de Blanco —que mantuvieron con gran coraje sus demandas por la liberación de sus maridos y parientes— y al licenciado Guillermo (Coco) Fariñas, ideador de nuestra coalición, quien apostó su vida para salvar las de veintenas de cautivos de conciencia.
La generalidad de las fuerzas opositoras ha planteado desde hace decenios, como primer punto de su agenda, la liberación de los presos políticos. Para ello se ha pensado mayoritariamente en una amnistía, que eliminaría todas las consecuencias jurídicas de la injusticia cometida, pero consideramos que la cuestión de las formas es hasta cierto punto secundaria. Lo primordial es el hecho mismo de la salida de prisión, y esto ha venido realizándose en las últimas semanas. Si vamos a ser sinceros, tendríamos que decir que miramos con buenos ojos no sólo esta gestión exitosa de esos hombres de Dios, sino que también habríamos saludado otra de iguales resultados realizada por el mismísimo Diablo.
Valoramos negativamente el hecho de que —al menos hasta el momento— la excarcelación haya marchado unida a la emigración de los beneficiados y sus familiares. Como es natural, nada tenemos en contra de que cualquier compatriota nuestro que así lo desee —especialmente aquellos que han sufrido persecución— opte por hacer uso de su indudable derecho a salir de su país; lo criticable es que la emigración sea puesta como condición sine qua non para la salida de presidio, como ha sucedido hasta ahora.
En ese contexto, consideramos excesiva e innecesaria la actuación de algún prelado que ha mostrado demasiada insistencia en tratar de lograr que presos de conciencia que de inicio no han expresado de manera clara su propósito de abandonar Cuba, en definitiva lo hagan.
Este tema de la excarcelación de esos cautivos está ligado al del papel que debería corresponderles a las fuerzas políticas independientes de Cuba, condición que —como es obvio— no tiene la Iglesia Católica.
Consideramos que los opositores y activistas de derechos humanos debemos ser autocríticos. Como se sabe, la Agenda para la Transición Cubana es —con mucho— la mayor coalición que está abierta a todas las fuerzas políticas pacíficas ajenas al gobierno totalitario; en ella se ha logrado que se junte una buena parte de esas fuerzas, pero otros han declinado hacerlo. Pese a ese carácter mayoritario, creemos que ni siquiera la Agenda tiene derecho a hablar en nombre del conjunto de los políticos no comunistas.
Es un hecho innegable que la generalidad de los opositores cubanos, pese a coincidir en lo fundamental, no hemos logrado unirnos. Siendo ello así, resulta ineludible que nos planteemos nuevamente la pregunta: ¿Quién o quiénes serían los interlocutores válidos del gobierno comunista en un debate o diálogo político! Por mucho que nos duela decirlo, tenemos que reconocer que no existen personas poseedoras de un mandato claro e indubitado en ese sentido.
En cuanto a la posible desaparición de las Damas de Blanco, debemos confesar que el tema no nos preocupa en exceso. Esas mujeres admirables, con su valiente actuación, se han ganado sobradamente un lugar en la historia reciente de nuestra Patria. Sus más señaladas líderes se han encargado de aclarar que su movimiento no tiene una agenda política; también han afirmado que habrá Damas de Blanco mientras quede un solo preso de esa clase.
En ese contexto, la extinción del movimiento implicaría que no existen ya prisioneros políticos en Cuba, en cuyo caso sólo podríamos exclamar: ¡Bienvenida la desaparición de las Damas de Blanco! Desde luego, aquellas que deseen incorporarse a la lucha política, podrán hacerlo con todo el reconocimiento que sin dudas se han ganado por su inclaudicable lucha de más de siete años.
Son estos los aspectos fundamentales que deseábamos esclarecer sobre estos temas en nombre de la Agenda para la Transición Cubana.
La Habana, 26 de agosto de 2010.
En nombre de la Agenda para la Transición Cubana:
Félix Antonio Bonne Carcassés
Francisco Chaviano González
René Gómez Manzano
Pedro Pablo Álvarez Ramos es ex-preso de conciencia de la Primavera Negra de 2003, secretario general del Consejo Unitario de Trabajadores Cubanos (CUTC) y miembro del grupo gestor "Proyecto Varela".