Cuba Libre vista por Yoanís Sánchez

La columna inserta en los diarios por profesional que sea, es apropiada para una tarde por los cafés de Ciudad México frente al plato de panecillos dulces, dorados y azucarados rodeando la taza de Nescafé. En su lugar, un libro es harina de otro costal. Se asciende en la escala del intelecto al pasar sus páginas despacio, suavemente, transportado al tema al compás ondulante de la lectura, y siempre lamentando las interrupciones con que la ajetreada brega por la subsistencia nos castiga. Aunque creo que el texto se disfruta mejor a trozos en el tren urbano, la biblioteca, un rato en el parque y por fin en casa de noche antes de acostarse. Puesto que si la lectura es de armas tomar nos absorbe y domina hasta superar los avatares cotidianos. Esto me ha ocurrido con el libro de marras ya que alcancé el último ejemplar en La Tertulia, Rio Piedras, lo guardo como tesoro de La Sierra Madre,  y el doctor Yero tendré que esperar a que lo termine para degustarlo a pierna suelta.

Se disfruta de un retablo comparable al de Maese Pedro. Algo que escapa tanto a la imaginación de los comprometidos con el régimen habanero, como a buen segmento de sus contestatarios extramuros. Estamos, o mejor nos tiran en paracaídas para caer en medio del vivir capitalino enfrascado en la búsqueda de la jeringuilla desechable, par de zapatos viejos, un trozo de algodón, algo mascable que imite al bistec, ¿una cáscara de naranja? la ilusión de haberte tomado una tacita de café cuando en realidad eran más garbanzos molidos que el néctar negro de los dioses blancos, la previsión del insecticida escondido que le echas a la cucaracha rondando la pared del hospital. Todo bajo estricta, rígida e inalterable vigilancia revolucionaria, el angelito de la guarda que jamás dejará de vigilarte.  El teatro del absurdo sin necesidad de Samuel Becket o Franz Kafka. En resumen la sala de cine, pista de circo, o la vida acostumbrada en la Cuba real y sin tapujos del siglo XXI diseñada a gusto del consumidor más exigente.

No puedo adivinar el efecto que este mensaje no cifrado pueda causar en la percepción de quienes ni idea poseen de esta verdad intrincada e incomprensible para grandes mayorías. Pero si Yoani ha sido considerada por la revista Time una de las cien personalidades más influyentes del 2010 entonces creo que para tantos compatriotas tildados de cosas feas por el oficialismo y sus colaboradores  de toda laya, tal galardón debe constituir un sólido refuerzo a fin de continuar en la brega por el derecho de los cuerdos a proclamar la verdad de Cuba al mundo en pleno 2011. Ya nuestro estimado  Pedro Pablo Alvarez en su espacio LIBERTAD SINDICAL. COM tiene a su cargo picantes y sensatos comentarios en torno a la obra que hace sus saludables estragos entre las filas proletarias europeas. Aunque apenas comienza la circulación del libro, ya se trabaja con la mayor diligencia para que llegue a millones de lectores en los cinco continentes. ¿Y por qué no? Una película. Vale la pena. Ampliará el círculo limitado de los que teniéndolo todo se quejan por un quítame de allí estas pajas. Aunque valga la paradoja, a pesar de los pesares la autora no parece quejarse demasiado por aquellas escaseces y penurias. Posee dotes tales de estoicismo para reducir las cosas al absurdo que, de la simple exposición de hechos, personas y su entorno se deduce las conclusiones más imbatibles por correctas. Nada se puede desmentir, los inconcebibles están a la vista. Pero cuidado, el epíteto corresponde al lector, sólo al lector.

De vuelta al contenido de la obra. Sería la labor del indio apostar por los artículos más sobresalientes; los hay para todos los gustos,  inverosímiles, y con las más agudas peculiaridades. Al azar recomiendo títulos: ‘’Ven y Vívelo,” especial para extranjeros honestamente interesados o inteligentes en busca de la realidad criolla, “Hospital lo Llevas Todo,” todo lo necesario para atender a una paciente de cáncer que carece de agua para bañarse y con el sobrante enjuagará la taza del inodoro, “Mi Reino por un Plátano,” comparación de las carencias – el plátano es sólo un ejemplo – entre los cubanos y alemanes del este antes de la caída del muro berlinés, las dos alas de un mismo pájaro, “ La Importancia de una Merienda,” un bocadillo de jamón y queso marca la diferencia al escoger un empleo de guarda, “Preguntas Incómodas,” la niña suspicaz que desea saber cuántos pollos se ha comido su papi en toda su vida….. El catálogo pica y se extiende desde columnas publicadas entre el 2007 y el 09 lo que da paso a comprobar la agudización de la crisis que en rigor data de los inicios revolucionarios conforme al cristal de no raros y no menos escasos testigos que, gradualmente, van desapareciendo de escena.

Al enterarse, alguien se asombraba porque la autora había vivido cómodamente en Suiza y un buen día sin explicárselo decidió regresar a La Isla caribeña. ¿La reversión? ¿Cambió la vaca por la chiva? Es posible si únicamente expresamos términos comunes a los códigos de valores materiales. Sólo una masoquista o desquiciada abandona una de las sociedades más estables del planeta para carenar en aquel calcomanías de excentricidades y esquizofrenia. En Cuba todo el que ha podido levanta vuelo y a bolina el papalote. De cachete con eso nuestra impredecible filóloga regresó y por allá anda haciendo de las suyas. ¿Qué le impuso tomar semejante contracorriente? Tan sencillo como profundo. El convencimiento firme de que era la manera de hacer algo más efectivo por superar el estancamiento tridimensional en que nuestra tierra se ha hundido. ¿Quién sería Yoani Sánchez ciudadana suiza hoy? Doña Nadie aunque haciendo vida muelle de pequeña burguesa entretenida, una más entre las incontables y brillantes tecnólogas sin nada trascendente que comunicar a este mundo vacío, aunque sediento de originalidad y a la caza de pioneros. La originalidad sobrepasa con creces el lente promedio de lo reconocido como bueno, mejor o más conveniente. Una vez más los bienes materiales a los que con tanto ahínco nos aferramos no prevalecen por encima de los elementos morales y del espíritu a veces desapercibidos. Estos últimos sellan lo más granado de la especie a pesar de que los ejemplos – precisamente por preciosos – hay que descubrirlos con lupa y entresacarlos con pinzas entre el marabú y las piedras del camino. Son como el tesoro de Simbad el Marino escondido en la isla donde: el que entra no sale. Ah pero como dijo el gran sabio tras las rejas, sin embargo se mueve…

Se es grande por diferente, por descubrir lo que a otros se les escapa entre  las narices y claro se requiere cierta habilidad, y en este caso no exento de peligros que, se han de saber sortear; para eso los dones que residen en neuronas o el ADN. Lo que llamamos un cantito de suerte o mejor hablando en serio: la fe en Dios. Son demasiados poquitos adjuntos a las circunstancias únicas de la inquieta bloguera que, reunidos en un haz le han abierto el camino al reconocimiento mundial.

Y ahora vemos con mayor claridad lo que estaba por descubrirse. Cruzamos el pueblo y no vimos las casas. Exactamente lo que tantos desechamos: el trozo de mango hervido que hace las veces de vianda, el betún de lustrar zapatos que se usa para pintarse las pestañas de las muchachas agraciadas para preservar sus encantos, el hallazgo inapreciable contenido en un bolígrafo, o el sabor de un ajo; añadidos a tres años de cárcel por sacrificar una vaca. Cuba y su realidad se ha visto expresada por incontables, interesantes e indescifrables conductos. Pese a que tal vez la vía escapada a los cronistas más reconocidos ha sido precisamente el detalle nimio, aquello que se pasa por alto dada su aparente intrascendencia. Las razones para sobrepasar despistados la importancia de ciertas simplezas descansan en la médula de un sistema mastodóntico que abarca hasta el componente más insignificante del diario vivir nacional. No obstante el mismo se reviste de un falso paternalismo, pues en verdad se sirve de la fórmula más efectiva de esclavitud moderna. Tanto se vigila, revisa y pormenoriza el más mínimo detalle de la privacidad individual que, hasta el papel sanitario queda al cuidado del estado; por lo tanto ni eso se consigue libremente en el paraíso del proletariado. La existencia así percibida ha perdido hasta su fines inmediatos para convertirse en la agonía e incoherencia indefinida en tiempo, espacio y profundidad de una colectividad en busca de lo que no se encuentra porque todos sus hijos viven buscando.

Punto y aparte merece un articulito muy breve titulado: “Yo Sospecho, Tú Sospechas, Todos Sospechamos.” Cito: “Para los que nos criamos con todas las suspicacias y paranoias la confianza es un sentimiento que sólo trae problemas. Todos sospechamos de todos. Del que no se pronuncia afirmamos que en algo andarás, si por el contrario se muestra extrovertido le ponemos el cuño de provocador infiltrado, Dudamos del vecino que nos sonríe, mientras se fija en lo que llevamos en la jaba, del amigo que viene a visitarnos en momentos estratégicos, del familiar que nos convida a desbarrar por teléfono, del que se va porque quizá está pasando a cumplir órdenes desde fuera y nos guardamos del que critica desde dentro porque su actitud puede ser un cebo para los incautos. “  .