Cuatro interesantes notas sobre la realidad cubana

En: Derechos Humanos

3 Feb 2011

Le presentamos una serie de cuatro interesantes notas sobre la realidad cubana, escritas por la periodista Carolina Barros -que recientemente visitó La Habana- y publicadas en la sección internacional del diario argentino Ambito Financiero.



Puente Democrático

Le presentamos una serie de cuatro interesantes notas sobre la realidad cubana, escritas por la periodista Carolina Barros -que recientemente visitó La Habana- y publicadas en la sección internacional del diario argentino Ambito Financiero.

Queremos agradecer muy en especial a «Red Puente Democrático», quien nos envió este magnifico trabajo.

Jueves 27 de Enero de 2011: El castrismo se debate hoy entre la reforma y el colapso

Escribe Carolina Barros

ABRE UNA ECONOMIA AGOBIADA POR EL ESTATISMO, PERO REFUERZA LA CENSURA Y EL ACOSO A LAS VOCES LIBRES

Es la bloguera más famosa de Cuba. Su voz, disidente, es la que más dolores de cabeza le trajo al régimen. Sus artículos, valientes, reveladores, le merecieron premios periodísticos, como el María Moors Cabot y el Ortega y Gasset. Sus palabras se multiplican en la web. Por eso, largas horas de conversación ininterrumpida con Yoani Sánchez bajo las estrellas de enero en La Habana se deslizan en un instante y no pueden resultar sino en una disección racional de este momento de cambios en Cuba. ¿Hasta dónde llegará la «apertura» de la isla? ¿Se abren, realmente, hendijas de libertad? ¿Cuánto y cómo siguen controlando los Castro la cotidianidad de los cubanos?

«Cuba está entrando en un proceso de atrevimiento», sentencia Yoani, quien se confiesa optimista «por más que», dice, «ser optimista en la Cuba de 2011 es un acto contestatario, de rebeldía». Es que los pronósticos que vienen desde el poder no son, precisamente, positivos. Desde 2008 que el mismo Raúl Castro insiste en que vendrán tiempos más difíciles. Esos tiempos ya llegaron: en los próximos meses, en la búsqueda por encoger al Estado paquidérmico, 1,5 millón de empleados estatales quedará en la calle, y la libreta de racionamiento, con productos básicos subsidiados, va camino a la extinción.

Menos miedo

«A pesar de las proyecciones catastróficas para la economía, soy optimista respecto del proceso lento e irreversible en el interior de los cubanos, en el que la crítica ciudadana irá en aumento, habrá menos miedo, sentirán que la máscara es cada vez más innecesaria y que ya no se traduce en privilegios y subsidios», explica.

Yoani confía en que se restablezcan los vínculos, que se tiendan de nuevo los puentes entre cubanos, «dinamitados mediante el miedo, la paranoia, la desconfianza a que el otro sea o un agente de la Seguridad del Estado o un infiltrado de la CIA». Pone sus esperanzas en la tecnología, que «dará nuevas plataformas para lanzar nuestra voz, primero al mundo, y después, por rebote, hacia el interior de la isla». «Porque lamentablemente», agrega, «aunque el monopolio estatal de la información está resquebrajado, todavía conserva el poder y aprieta con la censura».

Y eso de la censura está a la vista. No sólo por los tres diarios escuálidos que circulan (Granma, Juventud Rebelde y Tribuna de La Habana), salidos todos de las imprentas castristas, sino por el acceso a internet. Lentísimo. Amputado. Y reservado para los «privilegiados» del Gobierno y los hoteles: el cubano común que quiera conectarse a la web tiene que pagar entre u$s 8 y u$s 10 la hora, cuando el salario promedio es de u$s 25. Las cinco señales de TV, mientras tanto, parecen inspiradas en «La invención de Morel». Repiten, de manera circular, material referido a la Revolución.

La restricción forma parte, también, del día a día de Yoani. Se sabe escuchada, se sabe «caminada». «Sólo di lo indispensable cuando hablemos por teléfono», me previno. «No des nombres», remarcó. Así, resulta obvio preguntarle, frente a frente, cómo convive con las tenazas a la expresión y al disenso. «La represión cambió de estilo», dice. «Si antes existía la amenaza de que te detuvieran y te llevaran a juicio y una sentencia de diez años en la cárcel, eso disminuyó ostensiblemente gracias a las nuevas tecnologías», explica. «Cuidan mucho de que no aparezca la imagen de un militar, con su uniforme, para no mostrar al mundo las verdaderas huellas de la represión; buscan que todo quede entre las palabras de la víctima y las palabras de ellos», explica.

En febrero del año pasado, Yoani Sánchez fue detenida cuando se dirigía al velorio de Orlando Tamayo Zapata (disidente preso que murió después de una larga huelga de hambre). Mientras la interrogaban, su celular -confiscado- grababa las órdenes y conversaciones de la Policía; ese audio, con pruebas, fue posteado luego en la web.

«Hay orden de no golpearme ni apresarme», aclara, «pero reforzaron la campaña de difamación y aislamiento hacia mí». Ambito Financiero fue testigo de cómo Yoani pregunta si su presencia resulta comprometedora para el dueño y los parroquianos cada vez que ingresa a un sitio público, tales como una confitería o un «paladar», restorán de iniciativa privada (ver recuadro aparte).

«Existen diferencias ostensibles entre la Policía de uniforme y la policía política, «secreta, vestida de civil paisano», prosigue. «Mientras que la policía política hace detenciones arbitrarias, ilegales e intimidatorias, la uniformada (que se ocupa de la delincuencia y criminalidad) fue distanciándose del tema político: no por una orden de arriba, sino porque no quieren quedar asociados con la represión», agrega. Muchas veces, dice Yoani, cuando «la de paisano» lleva a un disidente a la estación de Policía, los uniformados alegan no tener nada que ver. «Es una posición de oportunismo de cara al futuro», explica, para agregar que con Raúl Castro, la policía política, y sobre todo, la Sección 21 de la Seguridad del Estado, que se ocupa de los disidentes e inconformes, «alcanzó su punto climático, porque Raúl controla desde la militarización y no desde el micrófono y la tribuna, como hacía Fidel».

Internet

¿Y cuál es el mayor temor del régimen? «Los ciudadanos como yo, emponderados por la información y por la palabra», contesta. Yoani reinvierte la mayor parte de sus ingresos en un lujo de aquellos en Cuba: horas de internet en los business centers de los hoteles. Es también el sostén económico de varios otros blogueros y de proyectos de revistas. «Están acostumbrados a gobernar sobre indigentes informativos y materiales, están acostumbrados a que los que se sienten incómodos se vayan, a que los críticos emigren, a empujar fuera de Cuba a todo aquello que los molesta», dice. «Ellos (los Castro) no me gustan, tampoco su partido ni su ideología, pero yo no me quiero ir de Cuba», postula. No le faltó oportunidad: durante dos años estudió informática en Suiza y eligió volver.

Casada con Reinaldo Escobar, periodista disidente, y madre de un adolescente, Yoani ya es otra «marca» cubana que se agrega al ron y a José Martí, los habanos y lo real maravilloso de Alejo Carpentier, el Granma y los Castro. «Más me quiero quedar, más elijo seguir en mi Cuba, mayor será la agresividad de ellos», dice Yoani Sánchez. ¿Si tiene agallas? Por algo la revista Time la incluyó entre las 100 personas más influyentes del mundo en la categoría «Héroes y pioneros».

http://www.ambito.com/diario/noticia.asp?id=565643

»Visita» policial a la periodista de Ambito

Dos días después de entrevistarse con Yoani Sánchez (ver nota principal), esta periodista y su acompañante recibimos, en el hotel que nos hospedábamos, la inesperada visita de un teniente coronel en uniforme (con las insignias del Ministerio de Interior) y de un policía político de civil. Ambos se presentaron sin dar sus apellidos: Esteban y Roberto. Venían, según dijeron, a constatar si nuestras visas de turista estaban en regla. Durante 45 minutos, fuimos interrogados por los dos representantes del Gobierno cubano acerca de a quiénes habíamos contactado en nuestra estadía en La Habana. Mientras, repasaban una y otra vez las páginas y sellos de nuestros pasaportes (para «cultura general», explicó con ironía el que no llevaba uniforme).

«Ella (por Yoani) es una opositora al Gobierno, que miente sobre la realidad de Cuba», nos dijeron. «Estamos en un país libre (sic)», agregó el policía de civil, «y queremos que esto sea una alerta para ustedes, para el resto de su estadía en Cuba y para que, como turistas, no se dejen utilizar por la oposición». Clarísima admonición.

Habían visto todo: nuestro encuentro con Yoani y su marido a las 6 de la tarde -convenido horas antes por teléfono, intervenido sin lugar a dudas- en una confitería del barrio Miramar. Nos habían seguido hacia un «paladar» de la zona, luego de que en la confitería nos molestasen los ojos escrutadores de un «enviado especial», que se sentó frente a nuestra mesa minutos antes de que llegasen nuestros amigos cubanos. Nos habían tomado fotos sin disimulo alguno. Sin embargo, durante el interrogatorio en el hotel, la omnipresencia del Estado inquisidor (y la reputada eficiencia de los servicios cubanos) mostró una grieta. O preocupación: ¿qué libro le habíamos entregado a Yoani Sánchez? Para un régimen que lleva un extenso «index» de lecturas prohibidas, un ejemplar de poemas exquisitos como el que recibió Yoani aquella noche puede ser, parece, desestabilizador. Confirma, también, la política de aislamiento dirigida hacia ella.

¿Cuba libre, chico? Por ahora, sigue siendo solamente un (mal) trago.

http://www.ambito.com/diario/noticia_ee.asp?id=565642

»Aquí todo es delito»

En Cuba no existen estadísticas claras sobre el número de la población penal, aunque The Economist estima 531 reclusos por cada 100 mil habitantes, lo que la coloca en el cuarto puesto, después de Estados Unidos (760), Ruanda (631) y Rusia (626). ¿Por qué? «Porque todo es delito, todo está prohibido, la extensión de lo penalizable es inmensa: comprar un pedazo de carne de vaca en el mercado negro puede significarte hasta tres años en prisión; por ayudar a matar una vaca puedes ir hasta 15 años», dice la bloguera Yoani Sánchez. A pesar del miedo, las escaseces en la canasta básica llevan a que a diario los cubanos cometan más de un delito para sobrevivir. «Son delitos contra la revolución, delitos de los nuevos tiempos pero a la vez promovidos por ellos: porque quien adquiere leche en polvo en el mercado negro (N.deR.: sólo es legal comprar leche para menores de 7 años) sabe que ésta proviene, robada, de una fábrica estatal, pero ¿cómo privar a un niño de algo tan esencial como la leche?».

http://www.ambito.com/diario/noticia.asp?id=565641

Viernes 28 de Enero de 2011: Penurias, desasosiego y optimismo de los cubanos ante la inédita apertura

Escribe Carolina Barros

«El ingreso más inmediato que puede tener nuestro país es el ahorro», se puede leer, extendido y en azul intenso, en un muro de las afueras de La Habana. Es uno de los tantos graffiti prolijamente pintados por el nuevo «consignismo» (propaganda política) del período de Raúl Castro, al frente del Gobierno desde 2006.

Mientras, las otras pintadas, las combativas de «¡Patria o Muerte!», «¡Abajo el Imperialismo!», «¡El Pueblo con Fidel!», se descascaran. Después de medio siglo de revolución eterna podrían ser signos de renovación. Y no sólo de hastío.

Curioso, pero la consigna raulista del ahorro hace rato que existe en Cuba: el principal ingreso del país son los u$s 1.800 millones anuales que llegan en concepto de remesas, ahorrados sí, pero por parientes y amigos en el extranjero. Que alivia poco: de acuerdo con la CEPAL, en 2010, la economía cubana creció el 1,9%, muy por debajo del promedio del 6% que tuvo Latinoamérica. Aunque el Gobierno argumenta que entre 1998 y 2008 16 huracanes dejaron pérdidas por u$s 20.500 millones, lo cierto es que las cuentas del «vivir con lo nuestro» y la sensible merma en la ayuda financiera proveniente de Venezuela (con Hugo Chávez de capa caída y con sus propios problemas económicos) llevaron a que hace dos años Cuba suspendiese el pago de deudas en divisas, congelase las cuentas bancarias de empresas extranjeras y buscase constreñir gastos.

Acostumbramiento

No trajo alivio, sin embargo, a la situación del cubano promedio, que sigue viviendo al día y que cada mañana se levanta dispuesto a «resolver», el verbo que abarca todos los rebusques y curros, y por el que siempre se le saca una tajadita más al Estado. «Es que estamos acostumbrados a cincuenta años de paternalismo», dice a esta cronista Ramón G., chofer de taxi. «A que nos den todo, nos manden en todo, y en lo que no, nos lo procuramos», remata.

Ese paternalismo no es un eufemismo para disfrazar el (¿ahora políticamente incorrecto?) comunismo trasnochado o socialismo fracasado. O régimen castrista, da igual. El paternalismo, ese modelo de cinco décadas, es una forma de vida y una manera de sobrevivir en Cuba. Esquivando, saliéndose de la sobrerregulación del Estado y del racionamiento por un lado y recibiendo del Gobierno un universo subsidiado: en salud y educación, además de alimentos, gas en balón (garrafa) y electricidad. Con gusto a demasiado poco en el caso de los alimentos; a la vez, una invitación al derroche en el caso de la telefonía y la electricidad (mientras que de noche las calles de La Habana son una boca de lobo, en las casas, las luces nunca se apagan y el aparato de TV jamás duerme).

«Para que mi taxi siguiera rodando, desde hace casi un año vengo pagando de mi bolsillo los repuestos y el taller», explica Ramón, quien hace cinco años ingresó a una compañía de taxis del Estado -aportando su auto de marca estadounidense modelo 92. Ramón teme, como muchos de sus compatriotas que «los nuevos tiempos» que se asoman, donde el Estado ya no se hará cargo de todo (como de los repuestos de su auto), deriven en un «liberalismo despiadado». Espera desde hace tres meses un reembolso atrasado. «No nos dicen qué hay que hacer», es la queja de este hombre, que se recibió de kinesiólogo y fue destinado hace treinta años por el Gobierno a estar detrás del volante.

Ramón, como tantos otros, teme perder su empleo en las «rectificaciones» anunciadas por Raúl Castro ante la Asamblea Nacional en diciembre: «O rectificamos o ya se acaba el tiempo de seguir bordeando el precipicio, y hundiremos el esfuerzo de generaciones enteras», dijo. Fue la ministra de Finanzas, Lina Pedraza, quien a los pocos días explicitó las medidas: gradualmente se aplicarán impuestos a los salarios, la vivienda y los servicios públicos; regirá un impuesto a la renta del 25% al 50% y otro (10%) a ventas y servicios; además se gravará la contratación de fuerza de trabajo en un 25%.

Traspaso

En cuanto a los estatales a despedir (1,5 millón en dos años), se calcula que un 10% de ellos podría ser absorbido por nuevas cooperativas, creadas a partir de empresas residuales del Estado. ¿El resto? El Gobierno les ofrecerá un mes de salario (entre u$s 20 y u$s 25) por cada 10 años trabajados. El plan es que para 2016, el 50% de la nómina actual del Estado (estimada en 5 millones de personas) haya pasado al sector privado.

No hace falta mucha imaginación para adivinar las consecuencias. «Habrá entre un 30% y un 40% de desempleo y sin colchón alguno de seguridad social», dice, ante la consulta de Ambito Financiero Hugo Landa, director del diario on line Cubanet.org. «El gobierno cubano improvisa, quiere ganar tiempo a la espera de que aparezca otro benefactor, al estilo de Chávez, o de la URSS entre los 70 y los 90, pero a no ser que les llueva dinero del cielo, no podrán parar las crisis y reacciones violentas en Cuba», señala.

Tristeza

En Centro Habana (un barrio céntrico de la capital), mientras tanto, Angel R. ya cumplió con los 140 CUC (pesos convertibles cubanos, equivalentes a u$s 170) que el Estado exige para que su departamento quede habilitado para alquiler a turistas (está dentro de los 178 nuevos tipos de licencias que ahora permite el Gobierno).
Después de haber pagado cerca de u$s 500 en pintura y acondicionamiento, Ramón pensaba alquilarlo para recuperar cuanto antes su inversión. «Pero el sistema no está preparado para la iniciativa fuera de la órbita estatal», se queja con tristeza. «Es que», le dice a esta periodista, «no está permitido anunciar en la vía pública, tampoco en internet y así, cada día que pasa dejo de ganar los u$s 50 diarios que pensaba recuperar». «Voy a devolver mi licencia si para mediados de febrero no cambia la situación», confesó decepcionado.

El periodista disidente Reinaldo Escobar tiene, en cambio, una visión más optimista. «En un futuro inmediato, este año, veremos la prosperidad de una clase media emergente, que va a insultar todas las conquistas de justicia igualitaria que tuvimos durante mucho tiempo», dice a Ambito Financiero en un barcito de La Habana.
«Ya Raúl Castro dijo que renunciábamos a ese igualitarismo y que había que habilitar el cuentapropismo frente a las prohibiciones absurdas».

«Es un cambio trascendental, que además va a movilizar una novedad entre los ciudadanos: antes, cada vez que surgía una crítica al sistema, el Gobierno lo hacía callar con un «te subsidiamos 6 libras de arroz cada mes, te damos un empleo, etcétera. Cuando esos argumentos paternalistas no existan más, ¿cómo van a acallarnos?».

http://www.ambito.com/diario/noticia.asp?id=565919

Lunes 31 de Enero de 2011: Una vida ardua con dos monedas y tres mercados

Escribe Carolina Barros

EL CASTRISMO NO PUEDE DISIMULAR EL COLAPSO DE SU SISTEMA. MIL Y UN MODO DE ENGAÑAR A UN ESTADO OPRESIVO

Recorrer La Habana demuestra que los cubanos que buscan procurarse lo esencial siempre deben embarcarse en un ejercicio matemático: todo deben convertirlo, sumarlo, restarlo. Un juego de encastres, donde prima el arte de la compensación. Porque con dos tipos de moneda circulante y tres clases de mercado, en Cuba, sin álgebra no se sale adelante.

En pesos cubanos cobran su sueldo los empleados estatales, llega la factura de luz, se paga la entrada al cine, el transporte público, se prorratean los ítems de la Libreta de Racionamiento (con alimentos y productos subsidiados) en las «bodegas» (almacenes del Estado) y se compra fruta, verdura y cerdo en los mercados Agro. Los turistas ni se enteran de que existe esa moneda y hacen sus transacciones en CUC o «chavitos» (pesos convertibles). Un CUC, moneda fuerte de la isla, equivale a 24 pesos cubanos y, a la vez, maravilla de la economía castrista, a u$s 0,80. Originalmente era uno a uno, hoy un 20% se lo lleva el impuesto «antiimperialista» del Gobierno.

Recalentamiento

La matemática se recalienta a medida que los cubanos, minuto a minuto, van «resolviendo» los vericuetos que les presentan la normativa y regulación del Estado.
Que no es otra cosa que «puentear», sacarle tajada, robarle como se pueda a ese Estado que, paternalmente tautológico, provee mientras quita.

«Resolver» lleva su tiempo, claro. La Libreta de Racionamiento (instaurada en 1963 y hoy recortada y en proceso de extinción) brinda mensualmente una canasta básica que alcanza, con mucha imaginación, para apenas una semana, con arroz, frijoles, aceite y azúcar, algún detergente aguado, con suerte, jabón. El encargado de la «bodega» va tachando el listado de esa libreta de cartón, que es, a la larga, un documento de identidad o registro de supervivencia. Un modo de control.

Para dar con el resto de los productos básicos, el cubano debe pasar a otro mercado (y moneda). Subsidiados, los pollos (casi gorriones por su tamaño) pueden aparecer en los «Pio Pio» y en pesos. Si uno los prefiere más crecidos, aparecen por debajo del mostrador (multiplique por dos y en CUC, por favor). Las frutas y verduras frescas, y el cerdo se venden, en pesos cubanos (dividir por 24), en los Agros, mercados al aire libre y subsidiados. Bananas, fruta bomba, guayaba, tomate, col, yuca, huevos. Cada tanto, papas. (No cambie, siga en pesos cubanos).

Lo que falta se encuentra: algún «busca» ya se encargó de «resolverlo» y lo vende en un zaguán, alguna esquina, o en un galpón. ¿Procedencia? Un descuido en el engranaje del Estado, un camión que perdió su ruta, un cajón que se desencontró con su destino, un remito sin dirección. Ese ejercicio tiene nombre y apellido: «conseguir por la calle», eufemismo para el mercado negro. Ah… todo lo que se «resuelve», tenga a bien oblar en moneda dura, es decir CUC.

¿El resto? En los supermercados (vuelva a CUC -multiplique por 24-) y recárguele un 20%, porque si bien estas tiendas están en manos del Estado, es donde compran extranjeros, diplomáticos y jerarcas del régimen. Allí, nueve de cada diez productos son importados. Galletitas y golosinas argentinas, pasta seca italiana, helados mexicanos, conservas guatemaltecas, vino español. También se venden los «sagrados», penados con cárcel para el cubano promedio (aunque con el paternalismo económico y el «resolver» cotidiano, con cuidado, en el mercado negro se puede conseguir esta ecuación): carne de vaca (u$s 40 el kilo de peceto), leche en polvo y yogures aguachentos. Y quesos. Eso sí, en CUC y a precio de joyería.

Martes 01 de Febrero de 2011: Deseos, miedos y fantasías de abandonar el planeta Castro

Escribe Carolina Barros

Un país aislado (pero con talento para eludir al Gran Hermano) conjetura sobre qué hay más allá de la isla.

¿Son mayoría los que jamás se irían de Cuba? ¿Son millones los que dejando todo le dirían adiós? Difícil saberlo. Ni los omniscientes espías del G-2 cubano deben tener ese dato. ¿Cuál es la visión del mundo exterior que tiene el cubano promedio? ¿Cómo se coloca y ajusta en el mapa global?

Quizás la escritora cubana Wendy Guerra haya dado en la tecla. «Nacer en Cuba fue mimetizarse en esa ausencia del mundo», dice al inicio de su novela «Todos se van». Sin embargo, muchos de los que se van, vuelven. Son los que no se adaptan, los que añoran el «modelo» (si cabe), los que, a pesar de estar en desacuerdo con el castrismo, solo saben vivir bajo el sistema paternalista, impuesto sin piedad. Y en su isla, aislada de los otros.

«Si queremos ayudar con el futuro de Cuba, tenemos la necesidad y obligación de entender cómo piensan los cubanos de la isla, cómo ven ellos el mundo», dice a Ambito Financiero el abogado José Pallí, fundador del USA-Cuba Legal Forum. «Aquí en Miami (Pallí nació en La Habana, se educó en la Argentina y reside en EE.UU.) pareciera que no nos interesa sino atribuirles una forma de ser y de pensar, que es la que a nosotros nos vendría bien que tuvieran», agrega. Para Pallí, como para varios otros estudiosos de la actualidad cubana, existe el imponderable de la visión del mundo y capacidad de adaptación de los jóvenes que no conocieron otra cosa que la Cuba posterior al «período especial» (de 1991 en adelante, con la desaparición del subsidio soviético) y que sufrieron en carne propia el deterioro educativo en la isla.

Sin embargo, y a pesar de la escasez, esos jóvenes tienen su adaptación con el mundo. A través del consumo. «Quieren irse para afuera para encontrarse con todo lo material que les falta», comenta a esta cronista Miguel, un treintañero guía de turismo en La Habana, que se muestra asombrado por la pregunta «de si van en busca de libertades». «Van a la Yuma (el exterior, por extensión, EE.UU.) para traerse un celular ultimo modelo, calzado de marca, jeans de diseño, joyas de oro, reloj, para después mostrarse acá», completa.

Mentalidad de nuevos ricos, apáticamente insensibles, como los califica la bloguera Yoani Sánchez (ver aparte), los menores de 30 se relacionan utilitariamente con el extranjero. Cobrándole al turista, esquilmándolo si puede, y con capacidad de asombro programada exclusivamente para las tendencias y la moda. Prefieren, a la hora de elegir turistas, a los europeos, que no pagan en dinero gringo (con el 20% de impuesto «antiimperialista»).

¿La política y realidad de otros pueblos? Pertenecen, para el cubano promedio, a otra galaxia. Grande fue la sorpresa para un fiscal del Estado, un chofer de taxi, un guía de lujo y una abogada, enterarse, a través de esta cronista, de que en la Argentina se puede elegir libremente la carrera universitaria, que existe un sistema jubilatorio, que la educación y la salud son gratuitas y no sólo beneficios y derechos exclusivos del régimen cubano. «Es la visión fragmentada, neblinosa e imprecisa del mundo, que tiene el cubano», dice desde EE.UU. Tony Rivera a Ambito Financiero. Nacido en La Habana, cruzó en balsa hacia la Florida, desde donde dirige el diario on line lanuevacuba.com., Rivera cree que «el bloqueo informativo, la maquinaria de propaganda mediática y el sistema educativo contribuyeron a una de las más eficientes infraestructuras de desinformación vigentes en el planeta».

Con todo, se calcula que en la última década, cerca de medio millón de cubanos dejaron su isla. Al mismo tiempo, un nuevo fenómeno de «exilios express» se está dando en Cuba: son los que dejan la isla, pero regresan antes de que se cumplan los 11 meses, para que el Gobierno no los dé por «idos» y les confisque la propiedad. «Vuelven de vacaciones, se dan su paseíto y ya», dice José, un chofer de remise, que tiene a su hija por estos días en casa, de regreso de Ecuador, donde fue a hacerse la América, comprando ropa barata (con logos de marca), para luego venderla en un puestito callejero en La Habana.

Ecuador, justamente, es la nueva meca para los cubanos. Gracias a que por disposición del Gobierno de Rafael Correa, desde 2008 están exentos de visado, 27.500 cubanos ingresaron en 2009 a ese país y se calcula que en 2010 hayan superado los 40.000. (La Dirección Nacional de Migración ecuatoriana estima que el 15% de los cubanos no regresa a la isla: muchos de ellos logran la ciudadanía a través de casamientos «pagos» con ecuatorianos).

«Mi hija compró un casamiento con ecuatoriano; lo mismo hizo su novio, pero para ellos, no hay como Cuba», explica José. «Allá afuera, el capitalismo los hace trabajar mucho y competir, y ellos no se pueden desacostumbrar de nuestro paternalismo», dice.

¿Síndrome de Estocolmo o síntomas de ausencia del mundo? Wendy Guerra, que salió y volvió, lo dice bien: «Afuera de Cuba me siento en peligro;, adentro, me siento confortablemente presa».

Martes 01 de Febrero de 2011: Consuelo: los jóvenes, hoy a salvo del consignismo hueco.

La bloguera Yoani Sánchez, ícono generacional y cronista incisiva de sus tiempos, se ha convertido en una voz con autoridad para dibujar razones y sinrazones de sus pares a la hora de quedarse, irse o resistir.

«La generación de mis padres (nacidos a mediados de los 50) es la de la frustración. Ellos entregaron lo mejor de su juventud, en trabajo voluntario, en consignas políticas, se creyeron eso de que construían una sociedad mejor donde sus hijas vivirían en el marco de lo que iba a ser el Hombre Nuevo, en la abundancia, en la leche derramándose por las calles».

Esta última no es una metáfora en el marco del diálogo de Sánchez con Ambito Financiero en La Habana. Lo dijo Fidel, y hasta hubo un proyecto que les dio aire acondicionado a las vacas lecheras, para que produjeran más leche, cuando los cubanos vivían de apagón en apagón.

Esta joven mujer agregó que «en los 90, con el período especial, mis padres comprobaron, desilusionados, que no podían llevarles un plato de comida a sus hijas, y que muchas veces nos mandaban a dormir sin cenar». «Hoy esa generación de la frustración siente que le arrebataron sus mejores años con un proyecto inviable», dijo, traduciendo el sentir de sus mayores.

Sánchez, de 35 años, pintó un panorama crudo: «Después viene la mía, la que yo llamo la generación del cinismo. Repetimos consignas, nos adoctrinamos, debimos haber sido el Hombre Nuevo y apenas somos el hombre bueno; delinquimos, nos prostituimos, no alcanzamos los privilegios de la generación anterior por el descalabro económico de los 90, y fuimos nutriendo las cárceles, el suicido, los divorcios».

«Mi generación (los nacidos entre los 70 y los 80) es la que más se vende (su cuerpo) en el Malecón a los turistas, y la que más se entregó a los tiburones en el mar. Para que todo esto no nos afecte, nos inundamos de cinismo», agregó una de las cronistas más lúcidas de la vida en la isla.

Unos y otros protagonizaron oleadas de exilio, aunque por diferentes razones. En 1980, en un plazo de 3 meses, 100.000 cubanos abandonaron el país por el puerto de Mariel, por lo que a esos exiliados se los conoce como «marielitos». En 1994, en menos de 35 días, 36.000 buscaron su libertad en balsas improvisadas, en mesas, tablas, puertas, neumáticos. La primera estampida estuvo motivada por la asfixia de las libertades; la segunda, por la desesperación económica, aunque ambas tenían algo de los dos componentes.

«En la generación de mis padres y en la mía, todo nos fue impuesto. En cambio, la de mi hijo (16 años) es la generación de la apatía, del qué me importa, del subir los hombros, de mostrarse más allá, en indiferencia», confiesa la madre Yoani. «Se ponen los audífonos, se encierran detrás de la pantalla de una computadora, o en el hip hop o el reggaeton. Ya las consignas no tienen efecto en ellos. Si a mi generación consiguieron atolondrarla un poco hasta que abrimos los ojos, en la de mi hijo han sido palabras y palabras caídas, como gotas de lluvia sobre el cuerpo, que resbalan». Concluyente.

C.B.

http://www.ambito.com/diario/noticia.asp?id=566344

1 Comentario para Cuatro interesantes notas sobre la realidad cubana

Avatar

carolina barros

febrero 4th, 2011 at 3:08 am

Gracias por publicar estas notas, Pedro. Fue mi primer (y ultimo, por ahora: despues de la visita del Min Din al hotel, no creo me habiliten volver) viaje a Cuba, tan linda, tan triste.
saludos,
Carolina

Enviar Comentarios

    

Acerca de este Blog

Pedro Pablo Álvarez Ramos es ex-preso de conciencia de la Primavera Negra de 2003, secretario general del Consejo Unitario de Trabajadores Cubanos (CUTC) y miembro del grupo gestor "Proyecto Varela".

Damas de Blanco Nobel
  • mjh: Hmm is anyone else having problems with the imaages on this blog loading? I'm tryinjg to determine [...]
  • grx: My brother recommended I mmay like thiss blog. He wwas totyally right. This post acfually madee my [...]
  • gmf: I blog often and I truly appreciatge yyour content. Thiss great articxle has truly peaked myy inter [...]
  • zzf: Right hee iis the perfect site ffor everyone whho wouild like too understand this topic. Youu unde [...]
  • lda: I really luke what yoou gugs are upp too. This type oof clver woork and coverage! Keeep uup thhe gr [...]

Contador