En: Opinión
6 May 2011¿Qué significa la frase ‘Socialismo: única garantía de ser libres e independientes’, o la que conmina a ‘preservarlo, fortalecerlo y hacerlo irrevocable’?
Consignas de mayo
Reinaldo Escobar. La Habana, mayo 5 de 2011
¿Qué significa la frase ‘Socialismo: única garantía de ser libres e independientes’, o la que conmina a ‘preservarlo, fortalecerlo y hacerlo irrevocable’?
Como es habitual, previo al primero de mayo, los productores de consignas tuvieron otra fatigosa jornada. No sé si por falta de fantasía o por órdenes de arriba se repitieron algunas del año pasado, como por ejemplo esa que enumera tres palabras como conceptos centrales: «Unidad, productividad y eficiencia». Otras citaban de forma concentrada ideas expresadas recientemente por el general presidente Raúl Castro, como la que afirma «Socialismo: única garantía de ser libres e independientes», o aquella otra que reza: «Preservar, fortalecer y hacer irrevocable nuestro socialismo».
Sé que puede parecer una imperdonable pérdida de tiempo eso de ponerse a analizar el trasfondo ideológico de una consigna y mucho peor tratar de sacar alguna conclusión práctica para el futuro, pero resulta llamativo que cuando el secretario general de la CTC, el señor Salvador Valdés Mesa, hizo la exégesis del lema central, aclaró el significado del término unidad entrecomillando la advertencia raulista de que se trata de una «unidad que no niega diferencia de opiniones, sino que se fortalece y consolida con ellas». Valdría la pena preguntarse si el racimo de detenciones arbitrarias a que fueron sometidos ese mismo día decenas de activistas opositores, tanto en provincias como en la propia capital, es una expresión del grado de aceptación de la diferencia de las autoridades cubanas, y qué sentido podrá tener un llamado a la unidad nacional mientras se siga confundiendo la patria con un partido.
Mi profunda ignorancia sobre temas históricos me impide conocer cuáles son los ejemplos en el pasado o en el presente que demuestran que el sistema socialista es de por sí una garantía a la libertad o a la independencia. No creo que se esté pensando en la libertad creativa que otorgaba el realismo socialista o en los espacios abiertos donde tomaban el sol los condenados en los campos de concentración facilitados por Stalin. Espero que no se esté recordando a Hungría, Polonia o Checoslovaquia, o que se esté tomando como ejemplo a la Bulgaria de Todor Yivkov en el modo en que ese país ejercía su soberanía bajo la mirada vigilante de Moscú. Seguramente se está hablando de la libertad que tienen los gobernantes para tomar decisiones sin consultar a sus ciudadanos y de la independencia que disfrutan los países que no tienen fondos para comprar, ni productos que vender, ni inversionistas que se interesen en participar en su economía.
En cuanto a la idea de preservar, fortalecer y hacer irrevocable el socialismo en Cuba, quiero hacer notar que si yo fuera partidario de «esto» me sentiría muy deprimido por el tratamiento de pieza museable que se le da al sistema y por el abandono definitivo del propósito de dejar atrás esta «etapa de transición llamada socialismo» para entrar en los paradisíacos predios de la sociedad comunista. Lo que lleva a la pregunta: ¿Si ya se sabe que nunca vamos a llegar al comunismo (A cada cual según su necesidad) qué sentido tiene permanecer para siempre en este limbo? No parece ser éste un lema atractivo para las nuevas generaciones, por mucho que sea repetido, pues condena a vivir en un espacio social inmodificable, rígido y con olor a naftalina.
Estoy dispuesto a hacer trabajo voluntario para la próxima celebración. Quizás se me ocurran consignas menos lúgubres, más optimistas y más apegadas a la realidad.
Pedro Pablo Álvarez Ramos es ex-preso de conciencia de la Primavera Negra de 2003, secretario general del Consejo Unitario de Trabajadores Cubanos (CUTC) y miembro del grupo gestor "Proyecto Varela".