Recuerdo perfectamente esos terribles hechos que marcaron las vidas de una generacion. Con 13 o 14 anos, salia del Pabellon Cuba con un amigo companero de clases y en vez de girar hacia la derecha para tomar la calle O y volver a La Rampa, doblamos a la izquierda por 21 rumbo a L.

Apenas caminamos unos pasos nos percatamos que en ambas aceras habian personas paradas a unos 2 metros una de ellas. Intentamos darnos la vuelta y nos empujaron hacia el parqueo del Partido Provincial en la propia calle 21 y nos metieron en una guagua juntos con otros jovenes.

El destino fue Villa Marista. Alli en el gran patio central habian cientos de jovenes donde reconoci a varios de los mas conocidos musicos de pop de la isla en aquellos tiempos. Rodeados de decenas de agentes de la seguridad del estado fuertemente armados, habian varias mesas y largas colas para registrar nuestra entrada al infierno castrista de la UMAP.

Esperando en una de ellas un oficial se acerco a mi amigo, hijo unico de un matrimonio espanol emigrado a Cuba a mediados de los años 50, que vestia con la pulcritud de un buen hijo de aldeano el dia de iglesia y le pregunto si conocia a alguien alli. En un gesto que jamas podre olvidar me señalo a mi, que contrastanmente vestia pantalones campanas y camisa de manga larga «abombachada» que me arreglaba yo mismo y con el pelo por los hombros. Le inquirio a mi amigo sobre mi y gracias a su insistencia nos sacaron de la cola y nos enviaron de vuelta a nuestras casas en un carro del G2.