Coloquio entre dos escritores cubanos

Coloquio entre dos escritores cubanos

Quiero compartir con ustedes este interesante coloquio entre dos escritores. Uno de ellos mi amigo Reynaldo Soto Hernández, el otro también es cubano y vive actualmente en Cuba. Es triste ver como todavía hay personas en el País, aferradas a la retorica tradicional del sistema, esgrimiendo una falsa defensa de los principios de una “Revolución” que como bien señalo Silvio Rodríguez no evoluciona para desdicha de su pueblo.

A continuación la misiva enviada por mi amigo escritor:

Reynaldo Soto Hernández:

He estado cruzando unos emails con un escritor cubano que vive en Cuba, este fue el último que quiero compartir con ustedes:

GUILLERMO RODRIGUEZ RIVERA: Lo mismo ´puede decir un marxista de Ud., plegado al imperialismo norteamericano, que ha apoyado todas y cada una de las tiranías de este continente: Trujillo, Somoza, Batista, Pérez Jiménez, Pinochet, Videla, Stroessner. La que usted considera la peor no la apoyó porque perjudicó sus intereses. Me consta que hizo gestiones por nuestro amigo Raúl Rivero, a pesar de que Raúl, antes de pasarse a la contra, se había pasado al stalinismo en los setenta. Lo que pasa es que usted quiere convencerse de que los que no tienen sus intereses son abyectos. Si Silvio pensara como usted — ¡Dios lo libre! — ya sus jefes le habrían hecho una película en Hollywood. Fíjese que siendo como es, ya tiene vendido dos veces el Carnegie Hall. Salud, salud, que era el slogan de Batista. Dígaselo a Lincoln Díaz Balart. GRR

REYNALDO SOTO HERNANDEZ

Jajá. Bueno de mí nadie puede decir que he sido defensor de imperialismo alguno. Si acaso lo fui, fue del imperialismo soviético en otros tiempos. Yo solamente vivo aquí y eso no significa, como en Cuba, que tenga que convertirme en un apapipio del gobierno de turno. He criticado a Bush, a Obama y a Clinton cuando lo he creído necesario y nunca nadie me ha dicho que no puedo hacerlo, siendo un extranjero prácticamente hasta indocumentado porque en doce años ni siquiera he cambiado mi status migratorio y sigo siendo legalmente un refugiado, a la espera de que se vayan los que han secuestrado todas las libertades en mi país para regresar y seguir siendo el ciudadano cubano que me siento.

¿Qué jefes, los de Silvio o los míos? De los míos no lo creo porque trabajo para una empresa privada, de propietarios diversos, que se dedica a la seguridad de edificios y no al cine. Ni siquiera creo que les interese la cuestión cubana. Otros jefes no tengo. No pertenezco a organizaciones de ningún tipo y desgraciadamente no me han dado empleo ni en el FBI ni en la CIA, donde pagan tan generosamente, ni en la oficina de Diaz-Balart, que tal vez es de la calaña de los amos de Cuba. No en balde estuvieron hasta emparentados en sus tiempos y aún los unen lazos de sangre.

En cuanto a lo de que Silvio tiene vendido el Carnegie Hall, don’t worrie, aquí se vende todo y de todo, hasta camisas con la cara del nefasto Ché Guevara, libros con los discursos de Fidel y medallitas con la efigie de Lenin. Las he visto con mis propios ojos. Ahora ¿dígame usted cuántas personas asistirían, en Cuba, a un concierto de Willy Chirino o de Gloria Estefan si la dictadura cubana fuese tan abierta como el gobierno «imperialista» de los Estados Unidos y permitiera que fuesen ellos a cantar a Cuba? ¿Dígame usted a cuántos ciudadanos norteamericanos, personas que nacieron en este país, el gobierno de los Estados Unidos les prohíbe la entrada en su patria como si se tratase de la finca particular del dictador de turno? ¿Dígame usted a cuántos presidentes norteamericanos les ha escuchado decir, que a los deportistas o artistas que deciden irse a vivir a otro país ya no se les va a permitir regresar ni siquiera a enterrar el cuerpo sin vida de su madre? !Ni siquiera en los peores tiempos del Macartismo!

No, mi amigo, yo vivo en el país de las libertades. Aquí lo mismo puede cantar un Silvio abyecto y servil, apapipio y vocero de la dictadura más antigua del continente, en un teatro de Nueva York, que dar una conferencia en una universidad pública o privada, el presidente de Irán, enemigo declarado de los Estados Unidos, o rodar un documental antinorteamericano, el apátrida y mentiroso Michael Moore. En cambio en Cuba, a Raúl Rivero, cuando era estalinista lo tenían en las más altas esferas del ministerio de cultura, pero cuando quiso criticar a la dictadura estalinista y castrista, que lo formó, lo echaron de cabeza en la cárcel, SOLAMENTE POR OPINAR, QUE CONSTE, porque en su modesto apartamento de Centro Habana nunca hubo un fusil, ni una pistola ¡creo que ni un machete para cortar la yerba del balcón!

Una sola cosa más le digo, todas las dictaduras de las que usted habla han sido mucho mejores que la de Fidel Castro, por lo menos porque han durado muchísimo menos en el tiempo. Pinochet fue tan noble que hasta convocó elecciones, las perdió y se fue. Trujillo fue tan confiado que hasta se dejó matar…Y Batista hasta les perdonó la vida a los hermanos Castro, luego de haber atacado una fortaleza militar. ¿Dígame usted qué no le harían a quien ataque un cuartel hoy en Cuba, si a la gente la encarcelan por décadas, solamente por opinar y a unos pobres jóvenes negros los fusilaron por robarse un barco?

Guillermo, usted está defendiendo lo indefendible. Si acaso ya ha perdido la esperanza de que le den el premio Nobel de literatura, no siga luchando por el de la infamia.

PS: Mi amigo Pedro Arguelles Morán es un negro decente, tiene 63 años y lo tienen en una cárcel en Cuba solamente por opinar. Pídale a su amigo Silvio que haga algo por él.