Alarma en la Habana.

En: Laborales

7 Oct 2010

-Una cesantía masiva correspondiente a medio millón de trabajadores va a afectar de inmediato a 1.135.372 (un millón ciento treinta y cinco mil trescientos setenta y dos) cubanos, un 10% de la población total.



Alarma en la Habana.

El reciente anuncio por parte de  la Central de Trabajadores de Cuba  de  la    reducción de 500,000 puestos de trabajo para los próximos meses en el mayoritario sector estatal de la economía ha hecho sonar con fuerza una vez más las alarmas en una población que verá afectado el ya de por si bajo nivel de vida de al menos una décima  parte de su habitantes en el futuro inmediato.

La cifra, aterradora,  se muestra espeluznante al conocer que una vez alcanzado este número (a cumplirse en el primer trimestre del año próximo) continuará la ola de despidos hasta un total que oscilará entre un millón-un millón trescientos mil trabajadores, para ese momento será entonces la cuarta parte de la población la que se verá afectada; un somero análisis de los datos de población y población económicamente activa aportados por la Oficina Nacional de Estadísticas de Cuba (a) nos da una mejor idea de la magnitud del problema:

-Para el año 2008 (datos disponibles anuario estadístico) la  población cubana alcanzaba  11.236.099 habitantes, de los cuales 5.027.900 definidos como población económicamente activa y ocupados (trabajando) 4.948.200., un 44% de la población.  La cifra total de desocupados se sitúa en 79.700  para una tasa de 1.6%, una de las más bajas del mundo.

-La relación: población total/población ocupada resulta en 2.27, cada trabajador cubano es sostén económico de 2,27 personas.

-Una cesantía masiva correspondiente a medio millón de trabajadores va a afectar de inmediato  a 1.135.372 (un millón ciento treinta y cinco mil trescientos setenta y dos) cubanos, un 10% de la población total.

-La supresión de puestos de trabajo hasta alcanzar la cifra de 1.300.000 afectará directamente a un estimado de 2.951.000 (dos millones novecientos cincuenta y un mil) cubanos, una cuarta parte de la población.

Paradójicamente correspondió en esta oportunidad al sindicato único cubano y no a los empleadores hacer el trabajo desagradable de dar a conocer la noticia disfrazándola con el eufemismo de “actualización de la economía” sin indicar que este tipo de medidas es consecuencia de  lo que universalmente se conoce como “catástrofe económica”.

¿Cuál será el destino final de los próximamente despedidos?, ¿cómo garantizar el sustento familiar en un país inmerso en una crónica crisis económica sin posibilidades inmediatas de solución y cómo “escapar” (sobrevivir) cuando falten los magros sueldos  que al menos garantizaban un nivel mínimo de subsistencia y civilización?, ¿qué hacer con los miles de jóvenes que anualmente ingresan al mercado laboral convertidos ahora en ex-futuros trabajadores?, son las preguntas que en la actualidad abordan constantemente al cubano de a pie que aunque acostumbrado a vivir de penuria en penuria durante decenas de años se ve ahora, a raíz de este anuncio, ante la posibilidad  de ser súbitamente empujado a vivir en la miseria.

La respuesta a tales interrogantes no aparece clara, solo una tibia convocatoria a cubrir plazas vacantes en segmentos deficitarios del universo laboral (agricultura, construcción, policía, maestros) sectores que arrastran la incómoda carga de bajos salarios  y/o  muy escasas posibilidades de realización personal y elevación del nivel de vida familiar –lo que los ha hecho muy poco atractivos como opción de trabajo hasta el momento-  o la incorporación  hacia los segmentos  económicos  denominados  como de  “trabajadores por cuenta propia” y  “cooperativistas”, un adorno semántico empleado por la nomenclatura cubana para denominar lo que en economía se conoce como “producción mercantil simple”(b) o por estos lados como o cercana a la “economía informal”,  nada nuevo en sí, viene de los  siglos XVI ó XVII,  está caracterizada por:

–propiedad privada sobre los medios de producción (esto la acerca a la clase “capitalista”)

–el trabajo personal o familiar de los productores (clásicamente no conlleva la participación de trabajo asalariado, no existe la “plusvalía”) y en este sentido está más cercano al  “proletariado”, aunque en el caso cubano se va a permitir la contratación de mano de obra  de forma limitada. Es el modelo económico clásico de los pequeños campesinos, artesanos y comerciantes.

Este último es el derrotero por el cual los actuales dirigentes de la sociedad cubana pretenden enrumbar una parte significativa de la economía  con la cual satisfacer las apremiantes necesidades materiales de la población, por supuesto está por ver de qué manera se conjugarán la socavada economía socialista imperante en la últimas cinco décadas con este injerto ampliado de economía capitalista primaria, las relaciones monetario-mercantiles entre una y otra y con la sociedad en su conjunto, las bases jurídicas sobre  las que  ha de estar  sustentada, los mecanismos fiscales-impositivos que le serán aplicados  y el impacto social que a corto y mediano plazo generará ya que se presume que será a este sector a donde vayan a parar la mayoría de los desplazados.

Que los cubanos “o no llegan o se pasan” es frase harto conocida atribuida al Generalísimo Máximo Gómez (una de las figuras que más admiro de nuestras Guerras de Independencia) y viene muy bien con el pasado reciente y la actualidad económica cubana: la “ofensiva revolucionaria” de 1968  borró casi todo vestigio de economía en manos privadas y esta no reapareció sino hasta la década de los 90 (exceptuando un pequeño número de campesinos privados) luego del derrumbe del campo socialista y el fin del modelo rentista dependiente de la Unión Soviética;  con una economía en ruinas un plan de medidas  que entre otras despenalizó el dólar, abrió las puertas a tímidas reformas de mercado y a los capitales internacionales trajo el singular fenómeno de permitir la supervivencia del régimen socialista gracias a la economía capitalista pero solo eso, en el 68 “se pasaron” y en  los 90 “no llegaron”, diría Gómez. Lo limitado de estas reformas y la posterior tendencia hacia su eliminación no permitió que  generaran un crecimiento o desarrollo endógeno apreciable de la economía cubana.

Con la aparición del nuevo benefactor venezolano, una vez más la economía cubana entraba en un  ciclo de  relativa estabilización  gracias a la renta captada internacionalmente y daba marcha atrás a las reformas de mercado de los noventa;  las estadísticas  muestran un descenso paulatino de los trabajadores conceptuados privados,  el año 2005  se reportó una cifra de 665,600, para el 2008 el  reporte era de 602,100 (c) y otro tanto ocurría con la pequeña empresa privada que se encontraba  en un lento proceso de extinción impulsado desde el estado, se estrangulaba la “tabla de salvación endógena” debido a una extraordinaria falta de visión o de capacidad   por parte  de los planificadores quienes no querían (o no podían)  percatarse de las fallas estructurales de la economía cubana que sufría un proceso de deterioro como el del cáncer: lento pero inexorable, a la cual solo habían aplicado remedios coyunturales.

Es ahora, a partir de la llegada a sus topes del financiamiento  venezolano conjugado con la crisis económica mundial, adversidades climatológicas y los remanentes del embargo norteamericano que la economía cubana revela la enorme magnitud del desastre en que se encuentra:

-iliquidez,

-millones de empleos superfluos,

-disminución drástica de las importaciones,

-efecto nocivo de la doble circulación monetaria,  sobreevaluación del CUC (d),

-disminución progresiva del peso de la industria en la formación del PIB sustituida por la economía de servicios (turismo, exportación de mano de obra calificada básicamente a Venezuela)

-precariedad del sector agrícola, destrucción de la agroindustria azucarera, rama de la economía en la cual Cuba tenía una rica historia, enorme experiencia y numerosas otras ventajas competitivas (clima, suelo, geografía, capital humano, fábricas), obsolescencia del parque industrial,

-imposibilidad de continuar manteniendo el enorme tamaño y control del Estado sobre la economía.

Para añadir nuevas preocupaciones, los recientes resultados de las elecciones legislativas en Venezuela (el principal socio comercial de Cuba) presagian que a partir del próximo año no será tan fácil para el actual gobierno de la nación sudamericana continuar con las significativas ayudas a la isla del Caribe luego de haber perdido el partido en el poder una jugosa tajada de la Asamblea Nacional, no se necesita disponer de un excepcional talento para sacar la cuenta de que los petrodólares venezolanos podrían estar en un equilibrio muy inestable (e),  esto ha disparado nuevamente las alarmas en La Habana pero en esta oportunidad no solo del lado del pueblo sino también del lado del gobierno.

La solución propuesta, como en ocasiones anteriores, va a ser la introducción de reformas de mercado  con las cuales intentar salvar una vez más a la economía socialista  en perenne crisis, se trata ahora de saltar del socialismo implacable a formas capitalistas  de producción y comercio  cuya magnitud exacta, medidas complementarias que pudieran acompañarla (devaluación del CUC, búsqueda de fuentes de financiación-¿externa?-, reformulación de las políticas salariales, de jubilaciones y pensiones; reajustes en sectores claves para la imagen política del gobierno  como  salud y  educación, etc.),  permanencia, y evolución posterior están por ver así como si le serán aplicadas camisas de fuerza cuando pasen de la producción mercantil simple a formas más complejas de acumulación-concentración del capital.

En la coyuntura actual se trata  de  un experimento que llega tarde,  la duda es si funcionará (¿no llegarán o se pasarán una vez más?)  porque  ni el socialismo ni el capitalismo se construyen a medias y resulta muy poco probable que en el futuro aparezca una nueva Venezuela con ánimos para continuar subsidiando el caos. Por lo pronto las alarmas están encendidas desde el Consejo de Estado hasta la barriada más humilde de La Habana.

Por: Dr. Antonio Llaca.

Desde la ciudad de El Tigre, Venezuela.

Octubre. /2010.

(a)Fuente: Oficina Nacional de Estadísticas.  Republica de  Cuba.

Anuario Estadístico de Cuba. Año 2008. Edición 2009.

http://www.one.cu/aec2008/esp/07_tabla_cuadro.htm

(b) Diccionario de Economía Política de Borísov, Zhamin y Makárova.

http://www.eumed.net/cursecon/dic/bzm/m/index.htm

(c) op.cit.  Oficina Nacional de Estadísticas. Cuba. 2008.

(d) Dr. Pavel Vidal Alejandro. EL PIB CUBANO Y EL SECTOR EXTERNO. Evento XX Aniversario CEEC, “Seminario sobre Economía Cubana y Gerencia Empresarial”. Hotel Habana Libre, 27‐29 Mayo 2009

pavel@uh.cu

(e) Heinz Dieterich: Venezuela: cambia el modelo o colapsará como el modelo cubano.  En Cuba se perdieron cinco valiosos años antes de emprenderse la necesaria rectificación de un modelo estructuralmente agotado. A Hugo Chávez le quedan para la misma tarea menos que ocho meses.

http://www.kaosenlared.net/noticia/venezuela-cambia-modelo-colapsara-como-modelo-cubano

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Acerca de este Blog

Pedro Pablo Álvarez Ramos es ex-preso de conciencia de la Primavera Negra de 2003, secretario general del Consejo Unitario de Trabajadores Cubanos (CUTC) y miembro del grupo gestor "Proyecto Varela".

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